NO OLVIDES
No olvides que deseé pintar rosas blancas de color,
Recuerda, que las estrellas transformé en tus ojos,
en lámparas de sal y rayos de amor...
No olvides, que su brillo lo convertí en tules de Dios
y en besos de madre, de hijo, de amigo, de hermano ausente.
No olvides, que cuando vine a mi pared en blanco,
estaba muy herida, y que poco a poco fueron cerrando,
pero falta descargar muchas rocas que aún quedan,
falta entregar muchas flores,
para volverme liviana como un cóndor, y volar.
No olvides que te dije que te amaba muchas veces,
pero ni una respuesta,
miles de letras volaron con el viento,
y unas tantas hojas se quedaron sin imprimir...
No olvides, que cuando regreses por mí, ya no estaré,
no serán necesarios tus abrazos ni tus cariños,
porque no sentiré ni tus labios sobre los míos,
ni tus manos,
ni siquiera el cirio que dejes encendido...
No olvides que ahora estoy aquí, un instante más,
que puedo decir lo que tengo guardado,
diré te quiero muchas veces, más nada espero,
sólo continuar encontrando una pared,
para contarle al mundo,
que antes de que mis ojos se vuelvan dos esmeraldas sin brillo,
no estaré aquí,
ni siquiera me enteraré que has llegado,
que has dejado una flor al descuido,
porque otro inmenso jardín espera,
como el rocío que tiembla en las flores,
antes de caer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 16/14
Recuerda, que las estrellas transformé en tus ojos,
en lámparas de sal y rayos de amor...
No olvides, que su brillo lo convertí en tules de Dios
y en besos de madre, de hijo, de amigo, de hermano ausente.
No olvides, que cuando vine a mi pared en blanco,
estaba muy herida, y que poco a poco fueron cerrando,
pero falta descargar muchas rocas que aún quedan,
falta entregar muchas flores,
para volverme liviana como un cóndor, y volar.
No olvides que te dije que te amaba muchas veces,
pero ni una respuesta,
miles de letras volaron con el viento,
y unas tantas hojas se quedaron sin imprimir...
No olvides, que cuando regreses por mí, ya no estaré,
no serán necesarios tus abrazos ni tus cariños,
porque no sentiré ni tus labios sobre los míos,
ni tus manos,
ni siquiera el cirio que dejes encendido...
No olvides que ahora estoy aquí, un instante más,
que puedo decir lo que tengo guardado,
diré te quiero muchas veces, más nada espero,
sólo continuar encontrando una pared,
para contarle al mundo,
que antes de que mis ojos se vuelvan dos esmeraldas sin brillo,
no estaré aquí,
ni siquiera me enteraré que has llegado,
que has dejado una flor al descuido,
porque otro inmenso jardín espera,
como el rocío que tiembla en las flores,
antes de caer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 16/14
Tembló un instante, y al segundo, ni siquiera un sueño de lo que fue.
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