miércoles, 12 de marzo de 2014

YO TAMBIÉN 4

YO TAMBIÉN 4

11 de Marzo de 2014 a la(s) 11:44
Alguna vez, yo también conocí la suciedad, cuando se aleja la luz del día
Pero también el alba, con las oraciones de la madre mía…

Yo también amé en silencio, y en silencio grité ¿por qué no puedo?...
Pero sentí  mis pómulos  encendidos, con manos que se pintaron…

Yo también aprendí a correr, y a subir la cuesta, como las cabritas del monte, sin miedo a nada ni a nadie, con mi lazarillo Káiser viéndome a los ojos, y haciendo ruido cuando alguien se acercaba…

Sentí los miedos de la noche, y todavía duermo con las luces encendidas…
También conocí la mano fuerte de un hombre, y vislumbré a un asesino en mi ventana…

Pero Él estuvo ahí… y Ella me sostuvo con sus oraciones, y seguí corriendo, deseando escalar la cima de la montaña, pero en un instante se derrumbó, para descubrir que era de arena, y en cambio de a poco, encontré en el camino las rocas que me sustentaban, y en donde encontré pálidas lágrimas convertidas en diamantes…

Me fui puliendo, la fui brillando, y divisé el odio, las bombas que explotaban cada día, y nos mantenían con miedo… ¿será que doblo la esquina?...o mejor cruzo por la siguiente… son palabras repetidas…

Y ahí estuvo providencia… se amañó conmigo un cayado, y dirigí la mirada hacia Él, aún sin verlo…

Entonces… todo se volvió luz de sol y verdor de montañas al recordarla, y a Él… lo veo danzar como un pajarillo dorado, lo escucho cantar… ¿será que llora?... ¡cuánto quisiera adivinar sus palabras!... ¡Cuánto saber el instante de su pequeño tambor asustado o feliz!...

Me dijo en un sueño: a todo el que te moleste… lo molestaré… porque yo te conozco, y te amo… llegaré cada día, hasta que interpreten mis sueños, y tú estarás tranquila, porque estoy cerca de tu mirada y tú de la mía…

Pasa el tiempo… me enredan las páginas en blanco… ya no quiero leer… quiero que otros lean… y mis pequeñas manos empiezan a volar… y las dejo ser… a veces no sé lo que escribo… pero lo dejo ahí… alguna razón tendrá el dueño de la fábrica, para que el obrero se empeñe en su obra.

Alguna vez me enamoré de un hombre, y me  di cuenta que era tiempo perdido… entonces me enamoré del amor… y me di cuenta que no me faltaría nada, y estaba plena, llena de miel como los panales.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 11/14



Le gustaba sembrar margaritas, porque tenían el corazón dorado, me lo dijo cierto día... porque llegaban las abejas y tomaban de su miel... eso dijo mi vieja... pero yo no le creía.
Le gustaba sembrar margaritas, porque tenían el corazón dorado, me lo dijo cierto día... porque llegaban las abejas y tomaban de su miel... eso dijo mi vieja... pero yo no le creía,no  podía creer que entre la simpleza podría encontrar un milagro también para mí.

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