viernes, 24 de enero de 2014

EL HOMBRE ES EL HOMBRE

EL HOMBRE ES EL HOMBRE

Había una vez un hombre... ¿extraño?...para nada... porque éste caballero regalaba flores a las damas, les decía cosas bellas, antes de pensar sólo en la cama...

Hola princesa, tienes bellos ojos, bonitos labios, te lucen las arrugas y la cicatriz en el rostro, te hace ver como una reina curtida por el sol, y sólo él conoce todos tus caminos andados...


¿Te gustaría linda mujer hablar un momento conmigo?
No te faltaré al respeto, lo prometo...

¿Has detallado cómo hacen el amor las palomas? ¿Esa danza del macho antes de subir sobre su montaña?

Me contaron que ahí nacieron los más bellos poemas del mundo
Que cuando fabricaron el nido, lo hicieron juntos, pero él era quien más afanado estaba...

La niña paloma estaba un poco agobiada, debía arrodillarse sobre mullida cama y permanecer mucho tiempo ahí, hasta que su esposo la reemplazaba, para que pudiera estirar sus patitas, y abrir sus alas un poco.

Después, sólo bastaba una mirada, y él con dócil cariño le invitaba de nuevo a continuar...

¡Arrúuuuuuuuuu Arrúuuuuuuuuu...! amor mío, ven, descansa y duerme, no te impacientes que ya podrás entregar otra perla, sólo serán dos, nada más.

La paloma de nuevo, cerró los ojos, pujó un poco más como tantas veces, y ahí estaba, el motivo de su vida, bajo sus tibias alas.

Cierto día... tan cierto como las estrellas en la noche, y la brisa fría de éste tiempo, un leve movimiento, su pico, el mío, el tuyo... y ahí cubierto de tímidas plumas amarillas dos corazones palpitaban, y dos flores se abrieron y 4 almas se juntaron para bendecir la gracia de la vida.

¿Te das cuenta dama?... Así sucedió, y te cuento porque siempre los sigo, escribo sus historias de amor, y sueño con una paloma blanca como tú, enredada en éste nido que ofrezco pero que todas miran con desdén.

¿Podrías venir mañana y miramos cada día cómo se aman?
Hasta podríamos ser sus padrinos jajaja...

-Está bien... ¿Cómo te llamas?... Mi nombre es El hombre, sólo eso...
¿Estarías de nuevo aquí para conversar un poco contigo?
O también te apartarías de mí...

-Claro que no me apartaré de ti... vendré cada día, hasta que los robles dejen de florecer y las hojas de caer.

En un segundo, al voltear hacia otro lado, el hombre que sólo hablaba de amor, y que no me había irrespetado, se había ido... pero en su reemplazo, sobre la silla de madera, hallé una blanca flor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 23/14

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