lunes, 6 de enero de 2014

EL CABALLO DEL TÁBANO 2


EL CABALLO DEL TÁBANO 2


Cierta vez, en un establo, ojo un establo que no era la caballeriza de ningún general del ejército, sino la caballeriza de un carretillero, creo que era el establo del Tábano, había un caballo muy especial y hermoso y todos estaban de visita porque le darían medalla al carretillero que menos estropeara a su caballo, y el ganador resultó ser Palomo, el caballo del viejito Tábano, pues él no le faltaba con su maíz amarillo y su agua de panela bien rica para que el caballo mantuviera con buenos bríos siempre, así soportaría la carga pesada de cada día.


No contaban los carretilleros que vendría de visita un guache de nombre Pablo Rueda, quien orinaría la cabeza del caballo del carretillero, quien se sentía tan orgulloso de su corcel que se vestía como un general, para que todos creyeran que era real, que ese caballo tan hermoso era suyo, y no de un general pues casi nadie le creía.

Pablo lo vio y enseguida pensó en la maldad... tenía deseos de orinar y sin que el Tábano se diera cuenta, se hizo cerca del establo, disimulando viendo para lado y lado y ¡zas!, sobre la cabeza del caballo, quien en ese momento estaba oliendo el piso, casualmente, pero sin querer todo el baño quedó sobre él.

Quiso posar para una foto con el dueño del caballo cuando casi lo sorprende... ¡Eyyy qué te pasa cachaco marica!, ¿acaso está meando sobre mi caballo?... a lo que mi hermano, muy sorprendido le responde que no, que simplemente admiraba la belleza de éste animal.

¿Quién será el dueño de tan elegante corcel?...

-El Tábano se inflamó como un general con sus medallas recién brilladas, y sus zapatos de charol, que realmente eran unas botas prestadas...

-Vamos por una foto amigo, quiero que todos conozcan al dueño de tan gracioso y elegante corcel.

Así fue, una fotografía para el recuerdo está por ahí, del Tábano que quiso ser general para que le creyeran al fin, que ese hermoso y brillante corcel era realmente suyo.

Todos reían para adentro mientras el orgulloso carretillero vestido de coronel, acariciaba la cabeza del caballo... ¿o era un general?

¡jajajaja! es el mismo caballo del general que mi hermano acababa de mear, pero el Tábano quiso pasar por gracioso, y pasando su mano sobre la cabeza del caballo, imaginó que era a su amante a quien acariciaba, y empezó a marchar como pavo mientras todos reíamos a carcajadas.

Espero el sargento ahora no se enoje, porque es que al ser el caballo de un carretillero, a los generales no les dolerá.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 6/14

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