martes, 29 de octubre de 2013

EN PUERTO COLOMBIA CON MAMI [17]

En el muelle de Puerto Colombia con mi madre.

EN PUERTO COLOMBIA CON MAMI  [17]

Ese día mar estaba negro, no fue su felicidad verlo tan embravecido, su piel pálida y una media sonrisa, nos alejamos de allí hasta el parque, la historia de Puerto Colombia de a poco desaparece, todo se lo ha llevado el enojo de las aguas oscuras  y el abandono, pero quedarán muchas letras para el recuerdo.

No hubo pereza para amar, amó con tal intensidad, regaló todo lo que había en su corazón, sin negar las perlas de sus ojos, las joyas de sus manos, acariciando a todos por igual, abrazando y bendiciendo cada lluvia, cada joven que pasaba por su lado, cada enfermo y dolido.

Siento orgullo de ser su hija, mi poeta madre tan hermosa, tan dama siempre, tan bondadosa y humilde, que en su corazón no tuvo cabida el orgullo, no era amante de las joyas ni las vanidades, sino de la oración, y ahí, en las perlas de madera que pasaban por sus dedos, estaba la vida de muchos seres por quienes ella rogaba día a día a un Dios invisible, pero palpable en cada suspiro, y en cada promesa de un amanecer.

Cada mes te recordamos, cada día, cada segundo, porque nos regalaste la vida y somos parte de ti y de ese legado que has dejado, para que aprendamos a ser madres, hermanos y amigos, de lo cual fuiste en abundancia, y tu ejemplo tendremos que copiar, aprendiendo a doblar las rodillas,  a ser agradecidos por los caldos vírgenes adobados con cilantro y sal.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 29 octubre/13

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