Mira la palmera...
¿todavía ríes como ayer?
Un poco más y caerá por su mismo peso,
un tanto de carcajadas y la brisa se encargará.
¡Muéstrale todo!... Emborráchate con mi verdad,
Dile que te repetía a diario que te amaba
Tal vez así puedan bendecir más su propio amor.
Dile que buscaba en
cada verso hablar contigo,
Que en la soledad
de mi tiempo eras un consuelo
Y repetir un son de
campanas día a día,
Me permitía soñar y alabar al cielo.
Háblale con
franqueza de todo.
Desde el principio, dile que eras mi mejor amigo
Pero mi pecado fue
confesar mi amor
Para que quisieran reír
de mí y echarme al olvido.
Cuéntale las veces
que me heriste.
Que como un gran
macho hacías alarde de tus amores
Que abofeteabas mi cariño para reír con ella
Y así ganarte de a
poco sus favores.
Pero no rías tanto
que se convierta en una mueca
Que sus desdenes y
su odio me lastimen.
¡Qué poca es la
amistad cuando su miseria nos regala,
Y ante nuestra
verdad sincera nos oprime!
Adviértele que mi
amor era sincero,
Pero que ya olvidé
todo… ya no pasa nada...
Cada día me
entretengo con las flores del camino
Y cada roca puesta,
me hace levantar la mirada.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo
23/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario