lunes, 30 de diciembre de 2013

LA COSA [2]


Sonia

LA COSA [2]

¡La odiaba!, es verdad, /cada vez que lo veía con ella en la mano, la metía la sacaba, la brillaba, miraba de reojo a ver quién lo estaba viendo, y esa cosa endemoniada parecía reír de mí, y yo de ella, parecía la calavera de un poema.

Ese día estaba más sospechoso que de costumbre, la prima, la navidad, se acercaban las vacaciones de fin de año, y lo veía cada segundo con ella en la mano, una y otra vez, sólo enrojecía de la ira, me hubiera gustado arrancársela, echarla al fuego y desaparecerla entre las olas del mar de Sabanilla, y regresar a casa con una sonrisa de satisfacción, pero a él no le importaba, se cuidaba un poco de mí, me volteaba la espalda, iba y venía del baño con ella a tiro…

¿Qué tanto podrá hacer con esa cosa? /pensaba , ¡no es tan grande!, escasamente cabe muy poquito ahí, para que se afane tanto… para que su vida gire en torno de ella, y todo lo vuelva sospecha.

Ese día era el de su viaje, poca vianda quedó, en navidad siempre esperamos una copa de vino, un brindis, una salida, al menos una mirada… ¡pero no!… esa cosa era lo único que le importaba, y antes de salir, empezó a gritar, alguien le había sacado la cosa de su maletín y le había robado, según él, algo de dinero…

La primera sospechosa: yo… con esa sonrisa con que había amanecido, no era para menos, ¡pero nada!, mis manos no pasaron por ahí éste fin de año, ni pasarán, triste historia, porque el achaque estaba bien bueno, para no dejar un solo billete con que pudiéramos las fiestas pasar.

Metió la cosa de nuevo a su bolsillo, con un medio abrazo se despidió y el rostro enfurecido /para ejercer presión, y se alejó.

Pero a la cuadra siguiente estrujó la cosa, la acarició dentro de su pantalón, con una enorme sonrisa que no le cabía en el rostro y el pecho agitado de la emoción.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 30/13







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