NOVIEMBRE
19/13 [53]
Bienvenida
al mundo, Camila Díaz Rueda, hermoso día para nacer, el mismo día de nuestro
ángel, felicidades.
Nace
Andrea Camila.
Para
la familia ha sido un día muy bello, estábamos muy tristes porque hoy cumpliría
nuestro sobrino amado 23 años de vida, estábamos
en el cementerio iniciando la primera oración del rosario a las 4pm, hora en que falleció Anderson después de su
terrible accidente, la noticia llenó de
lágrimas a todos en medio de sonrisas y dolor.
¿Qué
tiene de extraño?... Las casualidades de la vida, eso nos extraña, había dicho
alguna vez el padre de la niña, que Anderson sería su padrino de bodas y el
padrino de su primer hijo, nadie esperaba el nacimiento para éste día, pues el
18 de noviembre se anunció su nacimiento, pero no fue ese día realmente, el
parto se alargó y nació el 19 de noviembre y lo tomamos como un mensaje divino.
Ese
día mi hermana perdió el lente de sus gafas, casi cae, y ni siquiera se había
dado cuenta, sólo cuando empezó a rezar, que le faltaba un lente, iniciamos a
buscarlo creyendo que se había caído por ahí. El cementerio es un parque enorme, pero
empezamos a repasar por donde creímos andar,
para finalizar por el sitio donde hacía un segundo había pasado
revisando, nada había.
Mi
hermana Sofía dice: ¡Ojo Ruñío! /así llamaba ella a nuestro monito, porque alguna
vez estuvo en una finca de sus tíos, siendo muy niño, y una serpiente lo
mordió, él llegó muy pálido, el cabello se lo habían trasquilado y de ahí el apodo, continuó mi hermana: ¡No se vaya a quedar con
las gafas de Sonia, ojo!, y en ese instante, baja los ojos, y ahí, ante ellos
estaba el lente...
Muchas
casualidades ocurrieron, mi madre tenía una vaca, su vaca roja grandota y bella
que amaba y nunca quiso que la vendieran, y ese día parió su ternero a quien
llamaremos Camilo, con la finalidad de meter presión, para que le cambien el
nombre a la niña que llamarían Camila, nos gusta más Andrea en honor a nuestro
amor que está en el cielo.
Mi
monachito ya no cumplirá más años aquí, ahora está en la eternidad, en ese
sitio tan extraño... A veces pienso que nadie muere, simplemente el alma se
enreda en un ave, o en otro niño que está por nacer, no puede ser posible que
desaparezcamos, sería demasiado triste, no creo que sea así...
Esperaré
a morir y les contaré...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 22/13
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