jueves, 7 de noviembre de 2013

MI VIDA ES UN REGALO [111]


Con Sandra...

MI VIDA ES UN REGALO [111]

¡Qué regalo tan bello la vida!
¿Alguien puede dar a otro, éste don maravilloso?

A veces, al conversar con mi hijo, como hoy;  simplemente nos miramos a los ojos;  me agrada porque me escucha, pero no sé si pone en práctica algo, muchas veces me sucedía con mi madre también, unas veces me enojaba porque lo que me decía era verdad, y a nadie le gusta mucho que le digan la verdad, y otras, simplemente me quedaba callada, queriendo robar esa gran sabiduría que ella entregaba, y que desde niña había cultivado a través de sus padres, tan ricos en humildad, de donde extrajeron el mejor zumo para sus vidas y las de otros.

¿Qué somos?, sólo una planta más en el universo, y de cómo la tratemos en el camino serán sus flores y sus frutos, pero siempre habrá un crecimiento, un castigo de los rayos del sol, de la fuerte brisa que la irá puliendo hasta ser una enorme planta, o una enclenque chamiza en cualquier rincón, pero con un fin; no necesariamente el árbol más grande y fuerte es el mejor, pues de las semillas más diminutas, brotan inmensas flores y enredaderas, junto a la hierba de la que se extraen sumos para sanar nuestros males.

Todos somos importantes para el huerto, lo dijo mi madre en un sueño…
¡Déjeme sembrar mis flores Socorrito, quiero ser feliz con ellas!

En el sueño ella traía una flores muertas, y me las ofreció, yo la sentí tan viva, tan bella y feliz, y se arrodilló en su final parcela de 2x1 con la tierra todavía revuelta y sólo grita al momento de querer sembrar sus flores: ¡Mis rosas blancas!... ¡Qué hermosas!

Advertí entonces que era un sueño dentro de otro sueño, y rompí en llanto junto a mis hermanos que me acompañaban, pero había un mensaje ahí… nadie muere, la vida continúa en las semillas, y a partir de ahí, pasamos a la eternidad.

Mis tres sobrinas embarazadas, ya nació Isabella, de un color hermoso negro como un diamante curtido al sol, y esperamos para éste fin de año dos hermosas niñas más, la una tendrá los ojos de mi madre, y la otra llenará de alegría un solitario hogar.

Así las cosas, agradezco a Dios por el regalo eterno de la vida, una gota de rocío que baja desde el cielo, se multiplica en cada invierno, en nuestros ojos y en el mar.
Sí, todo lo que hay es un regalo que nadie más puede entregar, recibimos el don de la vida a través del amor, otras tantas a través del odio, pero es vida, para amar, son detalles, abrazos y besos del Creador.

¿Qué estoy haciendo con el regalo de la vida?

Como es un detalle hermoso de mi invisible Creador, la cuidaré con esmero, entrarán cosas maravillosas y ricas por mi boca que me nutrirán, y buscamos cada día que de ahí broten las mejores flores para poder vivir en paz.

¿Tengo derecho a envenenar el regalo de Dios?
No tengo derecho sobre mi vida, ni puedo disponer de ella…
No tengo derecho a llenar de venenos el estuche de mi alma
pues no sabemos qué hay más allá de todo…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 7/13 






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