MI
ÁGUILA [110]
Si
pudiera expresar mi amor
de
la manera más sencilla,
te
miraría a los ojos simplemente,
para
que tu iris,
se
copie en el cristal de los míos.
Si
el sol de nuevo en el dorado ocaso,
y
de las estrellas tu aura matutina.
Tanto
daría por ser rosa entre tus manos
para
que deshojaras, uno a uno, los pétalos del alma,
y
estar ahí, componiendo un verso,
riendo
las dos, sin mediar distancias.
Si
de la luna, su blanca cabellera,
o
de las montañas,
el
cantar del aire entre las ramas…
¡Qué
no daría!
Si
pudiera estar ahora en tu regazo,
en
tus mullidas piernas,
en
tus cojines abrigados,
y
éste frío de la tarde,
calmar
entre tus brazos.
¡Más
nada puedo!,
Sólo
dejar que mis lágrimas insistan,
que
del libro olvidado, mis ojos en tus letras,
y
de la imagen que va y viene a mi cabeza,
un
susurro de amor, oculto en las palmeras.
Tanto
quisiera ver el retorno de mi águila preferida,
verle
anidar en mi gran árbol otro día
espiando
entre las dos,
brotar
la primavera…
¿En
dónde albergas hoy tu corazón?
Una
pluma ha caído de nuevo en mi ventana,
¿acaso
no es tu traje de ángel?
Pero
muda quedé al verte volar,
cuando
mi alar ofrecía un refugio
y
mi médula se pegaba de la tuya,
para
escuchar sones en su inmenso tañer,
donde
se agigantaba el dolor en la piel
y
no paraban los ojos de llover.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 7/13
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