AL VIENTO [23]
La
grandeza del hombre,
es
lo mismo que la de una rama seca;
una
chispa la enciende,
y
un suspiro le apaga.
Se
dicen a veces tantas cosas para creernos grandes,
pero
el hombre pedante,
es
como las flores gigantes,
sólo
apestan,
pero
a pesar de lo mismo,
las
moscas quedan atrapadas de su encanto.
¿Tan
grande eres?
Es
mejor hacernos pequeños que arrogantes
porque
la flecha que disparamos,
muchas
veces termina hiriéndonos.
Te
regalo una flor del campo
tan
sencilla y poco admirada,
pero
tan sutil y deseada;
sólo
ciertos colibríes llegan a ella
quedándose
los mejores.
Para
una lengua afilada,
la
mía se vuelve espada…
Por
eso,
tengo
una vaina para guardarla,
una
pared en blanco,
y
una copa de champaña.
¡Salud!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 28/13
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