AL
ESPEJO [12]
Viéndome
al espejo, ¡qué bonitos ojos!
el
blanco cabello tiene un brillo mágico
como
si el tiempo se hubiese atrapado,
y
el astro rey lo hubiese tomado.
¡Qué
bonita soy!, debo creerlo...
Tengo
manos para consentirme,
atrapa
el alma lo pálido de los sueños
y
me redimo, con el amor propio,
al
extinguirme.
¡Qué
cejas escasas!, ¡qué pestañas!
Las
pecas no son por la edad,
son
pequeños recuerdos de una identidad
que
se quedó atrapada en las montañas,
volando
cual águila por la inmensidad.
¡Qué
hermosos pomelos!
Caen,
siendo vencidos frutos de un árbol
pero
tienen la bendición del tiempo
y
se quedaron con sus heridas un tanto.
¡Qué
bonito talle!
Se
ha robado el cirujano lo que parecía sobrar,
pero
aún sigue pesando el cuerpo,
¿qué
razón habrá?
Un
monte de María despoblado...
Ya
no trina el mochuelo pico de maíz.
¿Acaso
importa el tiempo pasado?
Del
monte los árboles,
y
de la fuerza su raíz.
¡Qué
bonitas piernas tengo!
El
árbol viejo me regaló su gran amor,
invencibles
se levantan para soportar una higuera,
esa
que avanza, hacia la luz de un nuevo día,
y
entre mi espejo se oculta,
para
ser uva jugosa
que
brinda por envejecer.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 30/13
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