PARA
LA MONTAÑA [5]
Hay
una razón para la montaña, permite que el aroma del bosque te inunde, será la
mejor oración del día...
Hoy
te mandarán a callar, te dirán que eres una ignorante y que no vales nada, pero
si te ves al espejo, te darás cuenta que era mentira, vales lo mismo que todos,
y entre todos, tal vez seas mejor que muchos.
Continúo
con el musgo pegado de un árbol, con la humedad del bosque, con la virginidad
de los claveles que no han sido tocados, y el desperdicio de los árboles que se
derriban, para fabricar cajones a donde se siembra la muerte que reproduce la
vida.
Un
motivo que no dé pena, decir la verdad, muchas veces salirnos de las
casillas también es humano, si alguien pretende abofetear el rostro sin motivo,
y lanzar sus flechas, con esas rabias atoradas que buscan al más débil para
castigar.
Me
veo en el cristal de un lago, mi propio sitio, aquí tal vez las alimañas se
escondan y me puedan atacar cuando esté dormida, o me regalen palabras lindas
de frente, mientras cultivan sus hieles, que me darán si estoy más dolida.
Veo
una gota caer, su motivo era éste segundo que ahora es pasado, pero estuvo ahí
para que un pez se elevara y buscara un regocijo, y esa razón para que se
impulsara…
Dejo
que la corriente ligera se anime y que terminemos todos oliendo del espeso
bosque, de las hojas secas que se amontonan para ser abono, y se renueva el
espacio con brotes de pequeñas flores, llegan los mirlos cantores a jugar, a encontrar
cariños y danzar amores.
Que
nos anime esa alegría que se escucha en su interior, ese olor a vida, a bondad
de brisa fresca y limpia para llenar los pulmones, y el alma dé fuerza nueva,
que sembremos ahora que estamos vivos, porque mañana, es el incierto día
que proclamé ayer.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 15/13
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