ABRE
UNA FLOR [4]
Ahora,
en el instante del silencio,
abre
una blanca flor a mi oído.
¡Su
perfume es tan fresco!
Su
aroma huele a tibio regazo
a
pechos de madre,
a
beso en la frente…
Abre
una flor… ¿la sientes?
Sobre
mi espalda un abrazo.
Parece
de luz del cielo, de ojos verdes,
cierro
los ojos, para verte,
¡tan
pura mi reina!,
¡tan
de noble estampa!
¡Qué
bella eres mi niña pequeña!
Tan
enclenque ayer, tan dolida…
Y
ahora, al abrir una flor, un colibrí te besa,
ya
no hay tristeza si la brisa,
si
el aura violeta…
¿Es
una cayena?... ¡parece una rosa!
¡No!,
es una flor de loto, blanca, pura…
Regresó
un instante para ver el sol,
el
mismo que me la robó de los brazos,
y
la hizo volar en alas de gaviota.
Abre
una flor sobre el cáliz de mi corazón
tiene
el aliento del amor.
Es
mi madre vieja quien retorna
siendo
un lirio,
o un vencejo
en primavera.
Es
ella, ¡lo sé!, quien me ha dado un beso
para
dejar su aroma en mi estancia
y
regresar al huerto.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 30/13
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