miércoles, 30 de octubre de 2013

QUÉ ES BONITO [6]

QUÉ ES BONITO [6]

Nos entretenemos en la fugaz belleza, pero bonito es ver un ave bañarse bajo la lluvia, adivinar los ojos de una madre, alimentando a su cachorro...

Bonito sol que asoma entre las montañas, y deja un dorado sobre las rocas, y se funde con el mar, recreando nuestros ojos con la majestad de su sombra.

Todo es hermoso, pero bonito es un padre del brazo de su hijo, la bendición de una madre al salir de casa, tal vez sea la única y última ocasión de vernos, pues el camino es incierto y culebrero, decía mi hermano kico, /el loco.

¡Qué bonita es una hoja!, parece una mano abierta, la veo caer de un gran árbol de donde estuvo aferrada, ahí tal vez anidó una golondrina y se cubrió del frío de la noche, o de los rayos fuertes del sol, de las malas brisas, y ella permitió su labor, siendo sumisa a ese destino que todos tenemos sin poder evitarlo.

Me encantan los buenos amigos, ¡a veces son tan pocos!...

Me gustan siempre las ancianas, ejercen desde niña un raro influjo sobre mi vida, siempre fueron mis amigas, más que las jóvenes, pues de ellas robé un poco de sabia de sus ojos, del agridulce cantar de sus días, de las plañideras sombras de sus pesares...

¡Qué hermoso es éste momento!, mis manos se antojan, y todo funciona, tengo la mente despierta, el hambre se calmó con pastas blancas, adobadas con el amor de un campesino y la bondad de la tierra.

Es bonito mi amor, ¡eres hermoso!, fue bello tu paso por mi vida, ¡me alegro tanto que estés bien!, tu emoción es mía, tus progresos alegran mi corazón y bendigo la huella de tus labios en los míos.

Una enredadera en mi ventana, ¡qué bonita cuando florece!,  se anima a buscar el calor y las alturas,  enreda un colibrí entre sus flores, la miel exquisita, el rayo de luz que se funde entre mi puerta vieja, para iluminar mi estancia y bendecir mi vida.

Nunca terminaría, cortaré aquí para decir que bonitos somos todos, cada ser en el planeta es único, irrepetible, sin igual, con la fórmula del amor impresa en sus ojos y en su cuerpo, donde el dolor permanece para siempre, y marcha también con la muerte.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 30/13






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