MI BARCA
[143]
No importa si mi barca se ha hundido,
veo a lo lejos repetirse las olas,
se desdoblan, son sábanas azules,
lágrimas hermanas
que llegan bulliciosas a morir en la playa.
Más no agonizan,
no
existe la muerte para ellas,
tal vez para nosotros morir sea vivir,
o vivir, el paso más seguro hacia la tierra.
Detallo los granos de arena
cada uno tan valioso para ser playa,
cada caracola desnuda dejando un recuerdo,
para que otros admiremos los sonares,
el cantar oculto de su alma.
Aun así, te quiero...
En todos los instantes de sonidos repetidos,
a pesar del improvisado viaje,
anclándome en mi nueva barca soy un roble viejo
que conoce todos los atajos del camino.
¡Si pudiera nombrarte!, pero no me atrevo,
tu primera letra del alfabeto repito ahora,
pues la soledad me encuentra danzando,
viendo bajar y subir gaviotas imaginarias,
mover sus patitas doradas,
afanosas
buscan en el acolchado fondo de las aguas
un frío
manjar.
Te quiero, a pesar de todo...
Te busco entre los sueños de otros,
imagino son míos y en ello me entretengo.
Las palmeras canturrean sus canciones
y tomo los remos para navegar de nuevo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 1/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario