MI CANARIO DORADO [144]
¡Suena tan bonito para ser mentira!, deseo que
seas real, y no un invento.
Escucha, mientras las dudas se desvanecen y le pido a Dios por un sueño, un hermoso
sueño de ojos azules, y si no lo eres, si acaso mi ilusión no eres tú, seguiré
esperando que se despeje el cielo y pueda descubrir todas las verdades y las
inquietudes que hoy me atormentan.
Pero en el fondo del corazón deseo que
seas, si acaso, cerca de mí contemplo el cielo, y entre aros azules te descubra
viendo hacia mis ojos, que estén los míos, pegados de los tuyos.
Si es burla, no importa, mientras el corazón siga soñando, imaginando versos de
amor, contemplando las maravillas de Dios, no interesa cuántas veces tenga que
caer, pues siempre habrá una invisible mano que me levantará, una voz en medio
de todo calmará mis tristezas, para seguir pensando en un mañana que tal vez
nunca vendrá.
Escucho los mismos trinos siempre, pero el mirlo gris retornó, tiene el pico
dorado, las patitas negras, extendió sus alas sobre mi árbol, y cuando más
embelesada en sus trinos, miró hacia cualquier parte y se alejó.
¡Qué hermoso escucho el palpitar del río!, como si llevase perlas en su
interior, o las rocas corrieran una tras de otra para llegar al mar.
En silencio las caracolas se dicen versos, entre algas marinas se esconden
pequeños peces de colores, tan felices de existir que los envidio, tan
contentos de estar, que siento ganas de llorar.
En medio de todo, te recuerdo,
mi pajarito dorado, mi niño hermoso,
tu voz palpita entre los jardines,
tus sueños navegan con los de otros,
siento algo extraño, al no verte envejecer,
alguna razón, un motivo que no comprendo,
te alejó de nuestro jardín.
¿Ves acaso lo mismo que yo?
¿Tiene el alma ojos?
¿La misma figura translúcida está aquí?
Siento que has llegado,
eres esa sensación que me hace suspirar,
¿eres el alivio en un rosal?,
¿habitas un nido de colibríes?
Y te veo danzar,
volar veloz con tonos dorados.
Te descubro sobre un ramito de trigo seco,
te advierto trinar en la jaula de madera,
con deseos de volar,
pero recuerdo que te has ido,
para nunca regresar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 1/13
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