AVES PRISIONERAS [140]
A ver, cuéntame: ¿A qué sueño me aferro ahora?
Prisionera estoy entre los azules de mis alas
sin ver el sol amanecido en las montañas,
ni disfrutar de los silencios raros de la noche
a donde el búho parecía llorar mientras cazaba.
Dime si han cerrado mi jaula para robar mis deseos.
No puedo danzar si las gotas caen,
ni puedo retozar buscando un amor;
si acaso, tal vez trinar simulando ser feliz
pero en realidad es mi llanto.
Dime amor, la razón de tantas cosas,
las heridas abren y cierran,
pero una oración elevo al cielo de mañana,
si penetran por las rejas oxidadas tus consuelos:
rayos tibios de luz,
que en mi falso hogar
que en mi falso hogar
cual dagas,
atraviesan
mi corazón para que muera.
Espero vengas por mí…
Abre la jaula y llévame contigo,
vamos a descubrir las cascadas blancas
con sus trajes de novias jóvenes.
Vamos a buscar orquídeas
que
combinen con mi tristeza,
para adornarme al rato,
con
mariposas silenciosas
que beben néctar de las flores.
Diles que no encarcelen la vida…
Mis alas desean surcar el cielo.
Prisionera no más sino de tu cariño, /espero no sea falso,
deseo en Dios, si de mí te ríes de nuevo,
quiebres el rostro avergonzado.
Dame la mano,
entrégame
tu cariño verdadero.
Abren las flores en primavera
y ese aroma que de consuelo llega
es la voz pura de la madre que me abraza.
Besos de pino fresco
tornan al
olor de mi padre.
Puedo ir lejos, tan lejos,
que ya
no se en dónde estoy.
Cierro los ojos,
se estremece mi jaula
se estremece mi jaula
y
olvido que mi hogar es una cárcel.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 30/13
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