VOCES EN LA BRISA [79]
Un antojo, buscar palabras enredadas en el aire,
hablar un poco del canto de otros y los sueños.
Descubrir la voz de una mariposa si muere
y alentarme a escucharla, si nace…
¿Las hojas se tornan doradas al morir?
El tiempo, al deshoje de los robles, ¿es el
mejor?
¿Nunca moriremos?
¿Sólo pasamos un instante por aquí?
¡Quiero saber tantas cosas!,
pero los otoños me dicen otras;
me hablan de la misma vida
repetida en cada cambio de estación,
renovada en sus inviernos,
para ser primavera perfumada
en otro tiempo…
¿Eres la voz del viento entre mi boca?
Apareces siendo una estrella,
pero tu brillo te lleva a otras almas
que nacen llorando,
y mueren entristecidas.
Ahora, de nuevo mis ojos vislumbran esa
esperanza,
los tuyos, mis luceros de la mañana,
tus manos, un amanecer de oro
besando las montañas…
Luces de radiantes colores parecen buscar mi
alcoba;
en abanico se abren entre las ramas.
Dejo al desnudo mi cuerpo para ti,
tu lluvia me baña,
y en tu lengua me enredo…
Al llegar el descanso de la noche,
nubes oscuras anuncian un aguacero,
ese incendio de tus ojos en los míos,
me asesinan un instante…
Me apaciguo con los ojos cerrados
para resucitar con una sonrisa fresca,
bajo el calor de tus brazos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 16/13
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