PRISIONERO [112]
No hay música por ahora, me conformo con el
trino de un pequeño canario que sobre mi árbol aferrado está, y parece decir en
canto: te alabo mi Dios de luz, a pesar de la prisión tengo mis alas, más no
puedo volar, mi libertad está en manos ajenas, pero por ti, soy todo lo que
soy, mi sueño es abrir las alas y escapar, dejando mis plumas y huesos a quien
me enjauló.
Busco el abrigo de un amor, un frondoso árbol
en cualquier esquina, un pequeño gajo de rosas para anidar contigo, pero una
mano hurtó mis sueños, y aprisionó mi corazón.
El día está soleado y te veo aparecer como una
imagen preciosa, mi dorada reina en otra rama me incita a volar, más no puedo,
una herida tras otra, y la prisión no explota, sus barrotes son de indiferencia
ante la razón de mi vida, son de luces que parecen fuego y castigan mis ojos,
son de diabólicas carcajadas al caer la
tarde…
Canto una y otra vez, pero el sonido se
pierde, sus ojos brillan al escuchar mi voz, más no divisan que al cantar estoy
llorando, y al llorar, mis trinos son dádivas del Creador.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/13
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