PALABRITAS
080913 [110]
No
me sorprende después de un cántaro de lluvia helada, ver salir el sol, y al
instante, un grandioso arco iris, que permite madre hermosa, recordar tu
inmenso amor.
No
es tiempo de poemas, porque los demonios quieren violentar el cielo, desean
llenar de pus el viento, y que un hedor a sangre y fuego, sea nuestro alimento.
Regreso
una vez más, porque la intensidad del mar toca cada orilla de mi cuerpo, se
arrincona en el nido de la calandria, recuerdo que entre las rocas, suspiraban las
gaviotas, y me entretuve un rato viéndote, mientras acariciaba un poco el
arenal caliente.
Cómo
me gustaría volver a delinear tus labios con mis dedos, y morder un poquito de
tu lengua, espero que el sabor del tiempo exija un acorde pausado de mi
corazón, y todavía me hagas cerrar los ojos.
Hasta
el parpadeo de un sinsonte y la caída de una hoja, son voluntad divina, no
puedo discutirlo, acabo de suspirar y sé que sin aliento no hay vida, y sin vida, tal vez pueda
ver a Dios a los ojos, pero la mirada de un niño me acerca al manantial manso
de su amor, y la música a la voz de su alma.
No
es malo, es sólo que nos equivocamos, pero los dos merecemos una nueva
oportunidad, él se enloquece por las chicas jóvenes y hermosas, yo estoy
deseando un buen hombre a mi lado, y tal vez nunca lo encuentre, pero él
tampoco encontrará una persona leal como yo...
Tengo
un amigo tan amigo, que hasta bajo tierra sería mi enemigo sin razón, pero he
visto florecer los cactus en todo tiempo, a pesar del ardiente sol y de la
falta de lluvia, siempre agradecido a su Dios regala las más divinas flores.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
septiembre/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario