NECEDADES [101]
Contaré, que estoy como una gran maleta, llena de cosas, pero la mayoría inútiles.
Busco en el fondo, y guardadas quedan las
pocas valiosas, una alforja llena de letras viejas que nadie leerá.
Un poco más aprisionadas entre una cascada
invisible, estás tú, están los que se adelantan y espero mi boleto, a ratos con
ansiedad, otras con miedo, ahora, tal vez puede ser, con esa esperanza de que
todo pasará.
Me siento cansada del mundo, de la guerra, del
odio, cada día un nuevo tropiezo, de la tecnología que arrasa con los
principios, pero que en medio de todo me regaló un pequeño espacio, donde puedo
dejar los miedos, la cobardía que no permite que abra la boca.
Más cerca que lejos, el dolor parece una
montaña, y cada día pareciera crecer más...
¡Son tan pocas las alegrías!, y después de
muchas carcajadas siempre habremos de llorar.
¿Amigos?... una rara palabra… ¿existen?...
¿acaso se los llevó el aguacero de ayer?...tan liviano es todo, tan frágil, se
quiebran los hielos en la montaña, ¡pero tan hermosas las vemos reverdecer!
Y al cielo, a ese azul infinito, al mar
copiado de su color, a éstos quebrantos que me hacen llorar y en un instante
volver a sonreír, les dejo un poco de miel.
A pesar de todo, busco entre los escombros ver
florecer los cactus, y un beso tuyo con la brisa, el aroma de todas las flores
del campo, mezcladas con la hediondez también.
Retornan después de las lluvias, a la vez que
se siembra la vida en forma de muerte, y sobre ella se alimentan pequeños
gusanos que abrirán sus alas a un día de sol, ¿serán almas las flores del
campo?, ¿ serán los niños cantores entre las ramas?...
¿Quién puede afirmar, o decir no?
¿Quién ha regresado después de la muerte y ha
contado sobre el más allá?... ¿Será el más acá?...
Mi alimento es como un niño pequeño, frágiles
palabras que serán como ostras sin abrir, sin herir, y cuando ya no esté; ¿será
que alguien me recordará?, ¿comprenderán del miedo de vivir en éste tiempo?
Un momento para locos que viven sedientos, un segundo
para esos demonios que nacieron para hacernos llorar, en tanto mis hermosas
praderas serán desiertos, donde no habrá buey para cebar, ni lobo para
ahuyentar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 11/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario