MIEDOS [102]
No me agradan los dedos que señalan,
pero sí las manos que acarician...
No me gusta el fuego,
por la única que metería las manos,
sería por mí, pues no conozco el alma de los
demás.
Quisiera ser feliz,
pero cada día tropieza con una fiera guerra,
entonces busco la felicidad en la montaña
y ella desaparece ante mis ojos...
Volteo al cielo y es un infinito
que parece inalcanzable.
Aquí viene la palabra que nadie pronuncia,
porque le teme:
Creo que felicidad es alcanzar ese final
hálito,
y poder volar libremente...
¡Bendita muerte si vienes por mí!
Pero no hoy,
porque también tengo miedo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 11/13
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