AL SUR [81]
Volteo mi rostro al sur,
inmensas montañas me vieron crecer,
hay una dimensión desconocida,
una casa vieja que sueño una y otra vez.
Hay una madre,
¿será la misma madre de todos los tiempos?
Unos hermanos que no se parecen a los de ahora,
unos jardines hermosos, plantados en cercas de
piedra,
y un gran árbol lleno de flores rosadas.
Colibríes, ¡tan de verdes tonos!,
sus chillidos advierten pequeños cantares,
una fuerza infinita regalan,
un poder que aún no descubro.
Salto siendo
cabra por entre pastizales,
deseo ser un gato montés para cazar palomas
pero las veo a todas volar,
y entonces con nuevo afán me impulso,
ahí cantan hermosos pajaritos grises de pico
amarillo.
¿Será que en ese sitio existían los mochuelos?
Y en el sur, diviso colgajos de orquídeas,
¡enormes! /no sé por qué lloro
no sé por qué quisiera gritar, correr y volar…
Las barbas de nuevo, con las que adorno mi
rostro,
¡un manantial tan claro!,
una flores que callan ante el llanto de una
cigarra.
Es hermoso éste sueño,
se ha repetido muchas veces, y debía contarlo,
sé que soy un ave libre, que nada me hace daño,
quiero
reír, cantar, correr…
Al rato despierto adornada de lirios del valle,
un ramo de rosas blancas brota de una pequeña
parcela,
¡mis rosas blancas!... /lo grita de nuevo esa
madre vieja.
Si quiero abrazarla se marcha,
y cuando deseo tenerla conmigo,
un frío a mi espalda, como un beso…
Un perfume que se va y regresa
si abro los ojos a un nuevo día,
y muero en las tardes un rato,
sin ella…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 16/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario