CADA DÍA
[110]
Soñaré todos los días con él, no importa, me
doy el gusto de tener brillo en los ojos, no necesito de sexo, imagino que lo
tengo, que me quiere, no es malo soñar, a veces es lo único que nos queda.
Tengo todos los años, suficientes para saber
que Dios me ha regalado una oportunidad de vida, que no he sido tan feliz como
debiera, pero que no puedo odiar porque no haya sido lo amado, en la vida de
alguien.
Me equivoqué, se equivocó, pero ciertamente
vivir tiene algo extraño, tal vez tenía que estar aquí, pasar por todo esto,
para que ese acertijo llamado destino, me trajera a tus negros ojos…
No comprendo para qué se sufre tanto, ¿no era
acaso para amarnos por siempre, que estábamos?, pero entre éste enredo de
tiempo, me quedo en la esquina, o un poco más allá de todo, buscando mi
estrella, que se había atorado en otro espacio, y al fin halló su brillo entre colores azules y luceros de
mar.
Aquí estás, tal vez nuevos poemas aparezcan,
puede ser que ni tus ojos vea nunca, que no pueda abrazarte y decirte que eres
esa nueva locura, que vino a quedarse un rato entre mis letras, mis tímidas y
pequeñas letras de cada día.
Estoy valiente, sin miedo, sin sentirme
pecadora por desear el amor, ese amor que es más que desnudarme, y conocer el
sabor de tu piel en la mía, sino, querer empalagarme de tus ojos todo el día,
viendo un atardecer tomada de tu mano, dialogando de cosas simples y sencillas
de la vida.
Me gustaría calmar ese frío de ésta noche,
sentada sobre tus piernas, juntos los labios, locas mis manos, queriendo
tocarte todo, y decirte que la vida es un sueño maravilloso, si hay amor, si
existe esa realidad, que nos hace bendecir cada estrella, cada arrullo de las
palmeras, con la brisa fuerte de éste caluroso día.
Nada me condenará, pues vinimos a éste lugar
en búsqueda de amor, y marcharemos tal vez sin encontrarlo, pero no quiero,
cada segundo le pido a mi Jefe que esté mi sueño ahí, no importa si quedan sólo
letras cada día… pero hoy pasaste como un hermoso colibrí, y estás aquí en éste
momento, entre mis dedos tibios, y una corriente recorre el cuerpo, un blanco esqueleto que se
desnuda como siempre, y ve en el espejo una linda sonrisa, y unos ojos violeta,
en donde estás.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 5/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario