AQUÍ [113]
Aquí estoy
dispuesta a tu amor,
me dejo llevar de la corriente ligera,
que pasen todas las voces altaneras,
se torne la sal en dulce miel
y tu voz sea la mansedumbre que viene
a desnudar mi piel.
Levanto mis manos y te busco,
estás donde mi pensamiento;
en el fuego que enciende mis pupilas,
en las sábanas perfumadas,
en el olor a rosas de mi huerto
un lejano jardín que sabe a ti.
Mi sinsonte cantor
sobre la más alta rama,
con tu bella mirada
entonando cánticos al Creador.
En un vuelo me confundes,
te enredas en el camino;
los cardos hieren tus alas
y te levantas de nuevo
hacia un esponjado pino.
Y en el antojo de tanto suspiro,
al fin llegas para quedarte
sobre mi ventana abierta,
dispuesto todo lo mío para ti,
como se dispone la cascada
para las rocas de la cuesta,
y con el prodigio de su existencia,
sucumbe ante el amor del viento;
se deja llevar, como una cadena de luz,
por entre la falda de las montañas
y los túneles de mi pensamiento.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 6/13
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