viernes, 19 de julio de 2013

VIENDO A TU SOL [85]


VIENDO A TU SOL [85]

Estaba impaciente por una mirada tuya, ¿será que te has dado cuenta que mi alma vuela a ritmo acelerado, porque el tiempo se agota en mi portal?

¡Te he mirado tantas veces!,  he leído cada una de tus letras, he visto cómo las gaviotas hablan contigo cada atardecer, sobre las rocas una y otra vez, a tientas con tus manos bien abiertas y llenas de ricuras para ellas, te paseas, detallando cada brillo del sol, y lo tomas en tus manos,  te llenas de esa luz necesaria, buscando lo mismo que yo.

Es el amor tan misterioso, que penetra por el lado más oscuro, para quedarse viendo estrellas en los ojos y formando misterios en los dedos.

Te veo de allá, para otro poco correr y perseguir una luna que se aleja entre el ruido de la noche, y se oculta en los amaneceres, y te descubro, si crees verla aparecer de nuevo, de señora galana, adornada de luceros.

Espero me veas ahí, como lo hago cada día. Descubro un artesano escondido entre tus manos, y un hombre que se desnuda bajo la lluvia, para abrazar esa estrella que se parece a mí.

¡Qué bello eres!  Te escogí porque siento un impulso incorregible de contar lo que mi corazón siente, a través de las palabras.

Tienes una boca que invita a tomar vino y emborracharme en ella, tienes una piel donde el sol se acostumbró, y tienes… ¡oh amor!, tienes ese encanto que a toda mujer enamora, ese aire de niño grande y silencioso que se esconde tras las olas, para buscar un detalle entre las ostras y abrir los brazos para volar, como también deseo hacerlo, pero junto a ti.

¿Y acaso importa lo que el mundo diga?... 
¿He vivido acaso, la vida de otros?

Ya no hay caso, quiero un pedazo de estrella, al menos un poco de su brillo entre mis manos, y que ese brillo esté tan cerca de tu sol como del mío.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 17/13  

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