MIS
GORRIONES [169]
Mis
amados gorriones volaron...
Abrieron
sus alas para viajar con la parca
para
quedarse donde se antojan,
en
los jardines de flores amarillas,
y
el sol arrogante y vivo
que no puede quemar sus alas.
Mis
niños descalzos, mis cariños:
¿Saben
que se ahonda el mar?
¿Ese
extraño mar del alma,
al
quedamos sin tus guiños?
Ayer
fantasías, risas, cantares, sueños…
Una
partida apresurada sin poder digerir tal suerte,
peleando
con el destino afanoso y amañado,
como
viejo roñoso,
que
viene y se antoja de lo amado.
¿Se
pasean mis gorriones sobre frondas hermosas?
¿Es
verdad que existe un cielo?, ¡o es pura fantasía!
¿Me
podrías contar si allá hay depredador?
¿Qué
todos están por ahí,
siempre
felices sin tristeza ni dolor?
Quisiera
una respuesta en sueños… /pero me atengo al sueño de vivir.
Quisiera
encontrarla en el libro negro / imagino que otros mañosos lo escribieron;
entonces
le pregunto al viento, /pero se apresura,
y me
deja viendo un alero desnudo.
Cierro
los ojos, pareciera hallar respuesta en el silencio.
Una
extraña sensación, un frío sobre la espalda,
un
ruido inexplicable, algo,
un
algo sucede que se mueve
y
apresura el vaivén de las hojas.
Creo
que somos una sombra que va y viene con nosotros,
nadie
responderá hasta que no sea mi oportunidad,
tampoco
podré escribir ni siquiera una línea
hasta
que suceda el final,
que será el principio de todo.
¡Tanto
tiempo que parece un sueño!
¡Tantos
días sin ver a mis avecillas!
Imagino
que los canarios prisioneros son ellos
quienes
lloran cada día, colgados de los gajos del árbol.
Busco
un rosario,
pero
se empapa con mis lágrimas.
¿A
dónde voy ahora?
Ese
vacío de tu silla no lo llena nadie…
La
mirada de Freddy parece a ratos ausente,
al
instante, un remanso es hallado
sobre
tus trapitos viejos.
Ahí
lo veo estar,
cada
vez duerme más tranquilamente
pues
tu olor impregna su corazón
de
esperanza.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 2/13
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