miércoles, 3 de julio de 2013

VIEJITA [170]


VIEJITA [170]

¡Tan divina mi princesa!...
¡Tan acolchado tu vientre!
¡Tan dulce tu corazón!...

Pareces algodonosa espuma
que va y viene con las olas,
y entre las hendiduras de las rocas se esfuma
para nunca regresar.

Mi cálida vieja, tu voz he olvidado... /extraña sensación
Tu perfume guardo para recordarte;
uno que otro traje me donaron,
uno que otro cariño que te había dado,
pero me faltas tú, 
irreemplazable amor.

Amiga mamá,
verdadera amistad sin mentira;
debo asumir un reto enorme:
Aprender a vivir sin ti,
descubrir de qué manera lo hacías,
mantener a Dios en todos y en todo,
llorando a escondidas,
en el rincón más olvidado de cualquier parte.

Una pregunta recordaba hoy:
¿Qué te pasa madre?
¿Por qué estás llorando?
¿Qué haces tan oculta en tu jardín?

Para recibir tu respuesta:
“Son cosas hija, 
que mañana comprenderás,
si también eres madre.
No lloro... nunca lo hago,
es que estaba rezando el rosario,
y una pequeña lluvia,
me encontró con los ojos cerrados,
pensando en ti”.

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, julio 2/13  


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