LOS
DESTERRADOS [138]
Entre
almas de silencio, se confunden los del ayer.
A
veces me pregunto: ¿vagan o levitan?
¿Se
esconden entre el ruido de la espesa selva que aún queda?
Tiemblan
las voces de un tambor al paso del bisonte y el venado,
buscan
de otras tierras verdes prados
ausentes
hoy, lejanos, tristes, acabados…
Encuentro
entre mis cosas viejas
el
adorno que alguna vez compré…
En
el centro, dice: - mira hacia ese pequeño horizonte
deja
que se vayan las sombras oscuras por ahí
y
entre las plumas de águila, se quedarán los buenos tiempos
entre
los hilos entretejidos con amor,
palpitará
tu buena suerte
con
besos de hombre y lágrimas de mujer.
No
pudieron sus embrujos salvarlos del genocidio,
ni
los ruegos a los dioses que acampaban en sus bohíos,
ni
las danzas a la lluvia para que la paz retornara,
ni
pudieron sus riquezas
aplacar
los afanes de otros por sus tierras.
¿Qué
han plantado en mi hogar?
Las
palmeras gigantes se adueñan de todo,
dragones acosan y votan llamas por sus poros
que
entre pesados hierros descomponen en pedazos
a
los grandes vencedores del planeta,
que
viajan entre rocas, y aguas de lluvia,
sin
conocer triunfo ni derrota.
Se
han enmudecido…
Miran
hacia sus tierras como parias del camino…
Se
descalzan de sus pies llagados,
se
unen a las manadas que ocupan bosques de cemento
y
con las manos entrelazadas como cadenas fuertes
le
aúllan lastimeramente a la luna…
¿Escuchas
el sonido de aves que se levantan?
Parece…
sí… ¡parecen golondrinas en vuelo!
¿Serán
pasos de bisonte en la llanura?
¿Serán
los venados que juegan entre flores amarillas?
¿Serán
tal vez sus almas que buscan un consuelo
entre
las rocas que acampan todavía,
dejando
un espacio para que la brisa las bese
y
florezca una que otra orquídea?
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 8/13
MADRE
[139]
Aférrome
a ti madre
a
tus arrugas, a tu amor,
a
endulzarme de recuerdos
deshojando
una flor.
A
tus manos cansadas
desnudas
de dolor…
A
tus ojos verdes claro
lago
del poeta cielo
sueño
del navegante sol.
Me
adhiero a tus pezones
blanca
leche, ternura y verdad,
y
me alejo como las gaviotas
por
el mar… por el mar…
Me
sostengo en tu belleza
tímidas
letras, sencillas palabras,
y
aquí bogo silenciosa
soy
un tronco en cualquier lago
sobre
aguas turbias o claras
donde
se ajusta mi destino.
Y
un beso… una lágrima…
Ésta
tibieza sin mentira
que
se pega como hiedra,
aunque
me claven espinas.
Y
susurran las aves al amanecer
pasos
de niña descalza
gorrión
de ocres alas;
mi
ventana abierta a tus trinos
mi
vida toda tuya,
dulce
paloma herida:
¿Descansas
en Dios?
Raquel
Rueda Bohórquez
Publicado
por RAQUEL en 12:50
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