LA MAÑANA [105]
Edvard Grieg Peer Gynt: Suite nº 1, op. 46.
Abiertos
los ojos, un despertar, ¡un nuevo día!
No
era hoy, era mañana… ¡mi mañana!
Adornada
de flores que me regala la montaña
brillantes
luceros sobre las rocas bañadas de púrpura.
¡Qué
divino despertar!
El
rocío baña mis ojos de nuevo
doblo
las rodillas: ¡Oh amante sol!, mi día de verano.
Luz
encendida que me hace suspirar y llorar
por
las violetas que no pudieron abrir
y por
aquéllas que hicieron marchar…
Descalzos
van por el camino, ahuyentados de sus tierras.
Piensan
los pasajeros de la vida que vendrá un nuevo día
donde
las semillas broten en abundancia sobre mi patria,
y
toda esa sangre derramada sea un poema, una elegía.
Resucitan
las orquídeas lloronas,
las
niñas de negro veo danzar
y
sobre una lluvia de ojos
que
tiemblan viendo hacia los robles,
un
caminante nuevo ven pasar…
¡Mira!...
¡es mi niño que hoy es gorrión!...
Es
mi muchacho de traje brillante, quien se convirtió en sinsonte
y
trina desde las ramas más altas, encendidos los ojos
viendo
a ese Dios que parecía lejano…
Mañana…
¡sí!… ¡Ha llegado ese día! ¡Es hoy!...
Tengo
un escapulario en las manos,
lo
bordé con lágrimas de madres de Colombia
que
buscan sus estrellas bajo tierra.
¿Será
que florecen sus huesos?
¡Sí!...
Mañana… mañana… ¡al amanecer!
Serán
calas, o rosas, o azucenas…
¡O
lirios del valle!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla
julio 15/13

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