EN
SILENCIO [94]
Bajo
las aguas,
inundada
de tu amor,
quieta
la mirada
ya
no me hiere el sol.
Enmudecida
mi boca,
tomadas
mis manos,
busco
a mi cometa perdida
en
ese cielo lejano.
Una
flor es un ave
que
esperaba mi silencio.
Trina
sobre una rama
de
alegría y contento.
Viajo,
no estoy aquí,
mi
vida es del viento
mi
corazón es de plata,
se
volvió cabellera de luna.
Soy del brillo de la primera estrella,
del
ocaso cuando el sol muda de colores.
Soy
del mar y sus salobres aguas
curtidas
y salvajes.
Soy
del monte y del tambor
que
escucha del corazón sus quejas.
Ya
no hay dolor...
¿Acaso
existió alguna vez?
Ha
vomitado el mar los desperdicios
y me quedo aquí,
soy
abono para su lecho
donde
anidarán payasitos,
y
canturrearán versos al silencio
las
caracolas marinas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 19/13
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