sábado, 27 de julio de 2013

EN MI ESPEJO (31)


EN MI ESPEJO [31]

No hay arruga que no delate
ni huella que no me asombre,
cuando en mirarse al espejo
se entretiene el hombre.

Todo se dice pecado:
Amarte bajo mis sábanas,
desnudarme ante tus ojos
para caer de hinojos.

No hay placer más grande
que el gozo entre tus brazos,
tan poco y tan barato
es el recreo mundano.

Y de esto no me ufano
ni me convierto en demonio,
por decir que al amarte nombro
al Juez que me dio la vida.

Entre todos los encantos
también las sensaciones
el placer y los calores
que legó en su envoltura.

¡Qué ricas tus manos!
¡Qué deliciosa tu lengua!
¡Qué dulce el calor de tus piernas!
¡Qué melodía bonita,
el vaivén de la cama!...

No me quemaré en el infierno
por decir que el placer es bueno,
pues a quien me condena
lo he de ver de amor muriendo,
viendo hacia un crucifijo
y a Él, consuelo pidiendo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 2/13  




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