EL
GALLO DE PEDRO 6 [33]
No
puedo pasar sin ver ésta ternura...
Semeja
la más bella flor en medio de la nada.
Es
como un detalle hermoso
para
un esposo de plumas rojas
que
se abrigó en su pasajero amor,
para
dejar en ella,
una
huella que se le parezca.
El
don de la vida,
ese
milagro que vemos a diario
al
paso de una mariposa,
o
de una pequeña oruga
voraz
sobre una hoja...
Me
parece un bello detalle…
¿Serías
capaz de envenenar
a
toda una prole de niños emplumados,
por
el hecho de cantar agradecido a Dios,
por
un nuevo día?
Todos
fueron engañados /con semillas de mentiras
comprado
para hacer daño.
El
padre gallo no podía creer
que
su princesa estuviera muerta,
y
quería desenterrarla,
pero
al siguiente día le tocó a él,
esos
granos que lanzaban, serían su final,
y
el de todas sus pequeñas perlas
que
habían brotado a la vida...
Ciertamente
somos unas bestias.
A
esa persona malvada
dejo
el recuerdo de unas letras,
para
que no olvide,
que
los ojos de Dios penetran hasta bajo las rocas.
Lo
más triste mujer
es
que nosotras nacimos para procrear,
como
ellos, somos semillas para el planeta,
y
somos la tierra donde la vida se siembra.
¡Qué
mal ejemplo a tus hijos,
y
a quienes te conocen!
No
eran desechos sin alma,
eran
seres vivos,
las
mascotas de Pedro,
y
él las amaba…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 27/13
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