martes, 16 de julio de 2013

COMETAS [100]

COMETAS [100]

Iniciamos la vida soñando, para que al final, todos los sueños desaparezcan y seamos sembrados en la tierra, como abono que fertilizará nuevas semillas.

El tiempo se va tan aprisa que no lo sentimos, pero el implacable reloj no se detiene, sigue su marcha, se apresura a envejecer la piel y a robar sus almas.

¡Aprisa!... Corre ahora por tu sueño antes que desaparezca con la brisa, y si lo alcanzas, cuéntame, porque los míos se fueron a navegar, donde las distancias se acortan con el pensamiento y se alargan con la muerte.

Tengo un baúl lleno de ellos, los puedo tocar y ver por instantes,  luego se quedan dormidos por horas, donde nadie los visita,  enmudecen en el silencio de las hojas arrumadas, que se vuelven como mi cabellera: gris y delgada.

Si rechazamos los sueños, estamos muertos. Son los deseos, lo que nos mantiene despiertos,  ese anhelo nos sostiene con un cirio encendido en el alma y un poema en el pensamiento.

Sueño con una barca mecida sobre las olas, mi alma navegando con ella hacia ese estero brillante, donde los azules invitan al descanso, y las gaviotas se embelesan en cariño, danzando con la brisa fresca.

Al final de todo, somos eso... cometas que levantan vuelo  sin quien las sostenga, se elevan y se pierden en la inmensidad del cielo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 16/13 



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