martes, 16 de julio de 2013

SUEÑO DE ANOCHE [101] (102) AL POETA LOCO


  SUEÑO DE ANOCHE [101]

Contaré, que ayer había rezo de rosario. Los día lunes siempre oramos en familia, pero no se me antojó ir, ¡porque no!, tanta rezadera  a veces me aburre, y sucede que le achacamos a eso muchas cosas, pero no lo creo, pues hay mucho pecador que se arrodilla y al rato peca, se confiesa, empata y sigue la cadena...

Preparé una sopa que parecía una delicia, no contaba con que habían picado remolacha en las verduras y la sopa se convirtió en agua negra, y por ésta razón nadie la quiso ni siquiera probar, a pesar de su buen sabor.

No tenía hambre y comí solo piña todo el día,  en la noche, para que el achaque no sea que estaba llena y el hambre no acusaba en la espina dorsal decidí un vaso de agua muy helada y a dormir se dijo.

Mis hijas se acostaron en mi cama,  fui para la alcoba pequeña, allí en esa pieza, alguna vez encontramos entre la pared, una bolsa con una medalla y un poco de polvo blanco, que no sabíamos qué era, lo cierto es que ahí siempre sucedieron vainas que me asustaban. Le decía a mi madre que ahí había algo, hasta que no aguanté más la presión, y un día cualquiera, obedeciendo a mi vieja, contraté un plomero y le dije que derrumbara ese closet, en un rincón, un pequeño agujero me inquietaba mucho y hasta sentía miedo, por ahí le dije que iniciara a romper, y al llegar a la mitad de la pared, más o menos a 2 metros, un ladrillo hueco, y dentro del hueco la bolsa negra con esas cosas que claramente era un trabajo de brujería y porquerías de esas, ¿para quién?, no lo sé... pero quien haya querido hacerme daño, estoy segura de que todo ese veneno se devuelve siempre.

Cuando me acuesto ahí, tengo pesadillas, anoche estaba muy cansada, apagué la luz, un calor intenso y me perdí...

Soñé con mi madre muriendo en mis brazos, hablamos, pero no recuerdo de qué cosas, con otra tía Chavita, que también falleció, muertos y más muertos, todo horrendo y yo corría, siempre con miedo, hasta que aparece una vez más mi tormento de todos los sueños: Un toro negro, amenazante que siempre me hace correr y en medio de éstas carreras despierto muy asustada,  cuando ya está sobre mí y su bufido me despierta.
Debo encender la luz y orar un rato, pedir por todos esos seres del sueño, y de nuevo me pierdo... ésta vez apacible.

Para las beatas puede ser que digan que sucedió porque no recé el rosario, para mí, no sé... siempre sueño con serpientes, toros negros... es algo... algo... un peligro en cualquier sitio, una sombra, y le pido a Dios que aparte éstas pesadillas de mi vida.

Desde niña recuerdo que siempre corría, y esa bestia negra me acosaba de una o de otra manera, y cuando ya resollaba con fuerza sobre mí para hacerme añicos, despertaba con el corazón en la mano.

Temo a la oscuridad, no supero a mi edad todavía esto, siento miradas a mi espalda, olores, algunas veces a rosas, otras veces nauseabundos, ¿será que soy un demonio?...
Lo que sea, cuento siempre mis sueños, porque dicen que si los contamos no sucede nada, pero ese toro ya me tiene cansada,  le pido a mi vieja que lo espante de mi vida si es un peligro, que ella me ayude, ya que está en otro sitio diferente al mío, y también quiero un sueño reparador, siempre despierto muy cansada y así estoy, tomo mucho café para no dormir, pero ayer no tomé y despierto como si me hubieran apaleado...
Que no digan que son las almas del purgatorio, que ese cuento ya está muy viejo, no olvidemos que las religiones también manejan las masas con la mente, con miedos a cosas ocultas, tal vez los brujos sean tantas sectas y cosas extrañas.

Dicen que María es el diablo, quienes no creen, pero vean que mi reina linda es otro cuento aparte, ella es una Princesa que guarda las perlas de mi hogar y siempre tiene una respuesta para mis angustias, puede ser que su espejo robe todas las malas energías y al fin pueda vivir en paz.


Raquel Rueda Bohórquez 
16 7 13 


AL POETA LOCO [102]

También dijo el poeta,
que al pasar el velo de la luna
el rostro de la doncella se tiñó de púrpuras
y leves sonidos entre sus entrañas asomaban,
para convertirla en lo que a todos: Arcilla.

No pudo la niña emitir sonido, ¿para qué?
Estaba la lluvia que entre las ramas secas,
estaban los insectos de tornasol vestidos
quienes zumbaban con fervor en su cabeza.

¿Qué otra cosa dijo ese poeta loco?
Entró a una página donde estaba la chica:
Flor entre los verdes lotos,
y vio de sus ojos abiertos,
brotar raíces vivas…

Seguí caminando,
busqué al poeta como amigo
pero se apartó con la doncella,
y entre las algas,
dispuesto como caracola en los arrecifes,
se quedó probando de sus huesos
con una carcajada.

¡Ya no más!...
Agarré camino con lo poco,
seguí buscando a la persona correcta,
cuando una garza de blancas alas
cruzó la senda con sus alas bien abiertas…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 16/13 




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