Lunes,
29 de julio de 2013
COLIBRÍ
[10]
Mis
piernas se duermen,
mis
manos están cansadas
mis
ojos parecen rendidos.
Entonces
pienso en ti,
todo
se renueva,
me
acojo a esa tibieza entrañable
que
me hace pensarte
y
la vida cobra sentido.
Quiero
correr, volar, navegar...
Extiendo
mis pequeñas alas para abanicar tu rostro,
me
transformo en una esmeralda que vuela
que
tiene el brillo de una joya
y
el valor de un diamante...
Es
tu jardín lo que busco,
el
perfume de tu corazón lo que persigo,
me
alienta el almíbar de tu alma
y
mis fuerzas se renuevan.
Llego
a ti mi niña del campo
de
quien vivo enamorado,
me
acerco tan veloz como un rayo
y
ante tu belleza, extasiado,
descanso
un segundo
para
decir te amo,
y
retornar hacia otra flor
que
temblorosa espera.
Aquí
estoy...
Es
tuyo todo lo que tengo,
la
fuerza invencible del amor,
la
cascada diaria de mis ojos,
mi
aliento al suspirar,
mi
vida toda, mi huerto,
en
donde cada día recito una oración
y
te dejo un verso.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 29/13
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