EN
MI BARCA [148]
Continúo
mi viaje en mi pequeña barca,
el
camino me donó muchas flores frescas
cardos
enredados entre los azahares,
y
un par de alas en el pensamiento
para
que soñara...
Me
regaló el tiempo,
un
árbol para construir mi barca
donde
caben mis ideales y la vida en ellos.
La
tibieza del corazón entre coloradas montañas
hilos
de seda que se destiñen
al
paso de la corriente
y un par de ojos negros
para contar las estrellas.
Tanto
me dio la vida,
no me había dado cuenta.
Una
madre para adorar y un padre bueno,
una
gran familia que entre los afanosos tiempos
a
pesar de las espinas,
también
tienen perfumes en el alma.
Un
maravilloso ángel que me dicta versos
tan
blancos, como la aurora al abrir los ojos.
Hijos
correlones sobre caminos inciertos,
mis
pies descalzos,
para
sentir el frío de tus aguas.
Y
me dio dos luceros para verte,
las
estrellas enredadas en la luna;
el
verde adornado de colores de los bosques,
el
cantar de los grillos y las ranas.
Y
a este paso, quiero ir despacio,
un
poco de tiempo más que otros...
¡Me
siento regalada!
Muchos
premios
que
sin merecerlos
se desvían de a poco
entre
su cauce...
Y
me regaló el aliento... el hálito…
para
contar de nuevo que muevo mis alas,
y
a los lejos, el sol naciente,
haciéndome
guiños
entre las heridas de las montañas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 11/13
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