lunes, 15 de julio de 2013

ABSTRAÍDA [115]




ABSTRAÍDA [115]

Apartada de todo estaba…
Entre el rumor  de la corriente
alas  van y vienen,
contaban sin parar
que de a poco moría mi suerte.

No detallé el amor bajo las rocas
ni me fijé en el frescor del agua sobre mis pies,
ni en la arena que acariciaba la piel cansada.

Me quejaba siempre de mi suerte,
tenía manos, ojos, boca,
todas mis extremidades completas,
no era la más bella,
pero el espejo me sonreía.

Me alejaba cada vez más del bullicio,
me aparté de los brillos de la noche,
y las luciérnagas me seguían en sus travesías.

El toche cantor, los grillos, las pequeñas ranas
que en cualquier rincón le sonreían a la vida.

No descubrí bajo un gajo de rosas rojas
el nido de un colibrí,
ni sus pequeños luceros de ojos encendidos
ni los detallé volar, ni ver a sus  padres
dándoles la lección para sobrevivir.

¿Acaso no vi pasar un águila,
ni la observé bajar en picada?

Se levantó con el impulso  de su fuerza interior
y entre sus garras de filosos cuchillos
un poco de carne le robaba al mar,
en tanto un ángel tomaba su alma
y se perdía con ella en el infinito.

Tanto tiempo me ocupé de mi dolor
que olvidé mi entorno...

¿Acaso detallé alguna vez
a la oruga fabricar su cárcel?
¿O me di cuenta,
cuando la magia de la vida
la convertía en mariposa?

No advertí de sus graciosas alas besar las flores
ni descansar feliz sobre una roca...

¡Qué poca cosa soy!
Pero vuelo sobre las aguas cristalinas,
me arrodillo para ver el azul del cielo,
me doblo ante tu amor bondadoso
y te descubro en cada hoja del camino.

¡No más!...
Hasta aquí llegaron mis llantos,
el mar se rebosó  de sales de vida,
así llenaré mi corazón del arrullo de las olas,
del beso de sus aguas sobre los acantilados
con los ojos bien  abiertos y el corazón desnudo.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 16/13 

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