martes, 4 de junio de 2013

ME ACONSEJO (146)

ME ACONSEJO [146]

Sí, hoy quiero aconsejarme algo, dejar de rezar tanto pues no vale la oración si al terminar, empezamos a denigrar de los demás, y hacemos enrojecer en público a nuestros hermanos.

Me aconsejo no regresar al sitio de las personas que me odian, darme un espacio para mí, para mis hijos, para mis cosas.

Acomodar mis chécheres y sacar lo que no sirve, lo que está de más, tener únicamente lo necesario, y el resto regalar o dejar en la puerta, para alguien que lo esté necesitando.

Quiero aconsejarme a dejar de estar dando consejos, pues mientras no arregle mi vida interior, no puedo exteriorizar nada bueno a otros, la hipocresía no va conmigo, me la sigo aconsejando, la mentira no me cuadra, me gusta la verdad aunque duela, pero quiero darme el consejo de esperar que el tiempo sane las heridas, y ya está bien, conozco a mis enemigos y debo apartarme de ellos sin remilgos.

Llamar a una amiga de vez en cuando, ver a los ojos a un anciano y aprender de él, sus errores y aciertos lo han hecho lo que es hoy, una persona sabia.

Dejar de creerme una santa o manifestar que soy la más pecadora de todas. Mi consejo es no aconsejar, pues cada quien termina haciendo lo que desea, sin importar si le conviene o no, finalmente esto es parte del aprendizaje y cada ser tiene su roca en donde estrellarse, es necesario que así suceda, para que se levante, respire profundo, analice su propia vida, corrija sus errores o la siga embarrando.

Dejar de estar tan metida en Facebook y dedicar mi tiempo a mis escritos, esto se está volviendo muy amarillista, se muestra mucha violencia y el fin era algo social, de amistad, de cariño, muchas personas sólo entran a fisgonear tu vida y a imaginar cosas para darlas por ciertas.

Conservar a mis pocas amistades de siempre y sacar de mi muro los que nada le aportan a mi vida. Me encanta la poesía, las bromas, reír de la vida, por aquí hay mucho dolor y éstos espacios nos sirven para descansar un poco, desenrollar la madeja de la vida y transmitir aunque sea una carcajada, a muchos que están solitarios y entran a buscar un hilo invisible a través de la pantalla, para ser escuchado.

Dejo otra roca por aquí, mi bulto se está poniendo liviano, tan liviano que puedo decir que he adelgazado bastante, y mi alma, cada día está más preparada para el paso siguiente.
Monachito, siempre en nuestro corazón, hoy en casa de tu madre, mañana en cualquier otro sitio, pero en son de paz, la guerra ya nos ha hecho sufrir bastante.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio/13

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