ME
ACONSEJO [146]
Sí,
hoy quiero aconsejarme algo, dejar de rezar tanto pues no vale la oración si al
terminar, empezamos a denigrar de los demás, y hacemos enrojecer en público a
nuestros hermanos.
Me
aconsejo no regresar al sitio de las personas que me odian, darme un espacio
para mí, para mis hijos, para mis cosas.
Acomodar
mis chécheres y sacar lo que no sirve, lo que está de más, tener únicamente lo
necesario, y el resto regalar o dejar en la puerta, para alguien que lo esté
necesitando.
Quiero
aconsejarme a dejar de estar dando consejos, pues mientras no arregle mi vida
interior, no puedo exteriorizar nada bueno a otros, la hipocresía no va
conmigo, me la sigo aconsejando, la mentira no me cuadra, me gusta la verdad
aunque duela, pero quiero darme el consejo de esperar que el tiempo sane las
heridas, y ya está bien, conozco a mis enemigos y debo apartarme de ellos sin
remilgos.
Llamar
a una amiga de vez en cuando, ver a los ojos a un anciano y aprender de él, sus
errores y aciertos lo han hecho lo que es hoy, una persona sabia.
Dejar
de creerme una santa o manifestar que soy la más pecadora de todas. Mi consejo
es no aconsejar, pues cada quien termina haciendo lo que desea, sin importar si
le conviene o no, finalmente esto es parte del aprendizaje y cada ser tiene su
roca en donde estrellarse, es necesario que así suceda, para que se levante,
respire profundo, analice su propia vida, corrija sus errores o la siga
embarrando.
Dejar
de estar tan metida en Facebook y dedicar mi tiempo a mis escritos, esto se
está volviendo muy amarillista, se muestra mucha violencia y el fin era algo
social, de amistad, de cariño, muchas personas sólo entran a fisgonear tu vida
y a imaginar cosas para darlas por ciertas.
Conservar
a mis pocas amistades de siempre y sacar de mi muro los que nada le aportan a
mi vida. Me encanta la poesía, las bromas, reír de la vida, por aquí hay mucho
dolor y éstos espacios nos sirven para descansar un poco, desenrollar la madeja
de la vida y transmitir aunque sea una carcajada, a muchos que están solitarios
y entran a buscar un hilo invisible a través de la pantalla, para ser
escuchado.
Dejo
otra roca por aquí, mi bulto se está poniendo liviano, tan liviano que puedo
decir que he adelgazado bastante, y mi alma, cada día está más preparada para
el paso siguiente.
Monachito,
siempre en nuestro corazón, hoy en casa de tu madre, mañana en cualquier otro
sitio, pero en son de paz, la guerra ya nos ha hecho sufrir bastante.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio/13
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