¡CORRE!
[59]
Aprende
del mar su desnudez,
del
sol, de las estrellas,
de
la mirada de un niño su calidez,
de
los labios de una madre sus cariños.
Reprende
a tu corazón altanero,
descubre
del ayer las sonrisas
y
de la mariposa sus andadas.
Las
encontraron amanecidas viendo al cielo
cuando
el astro rey
entre
las montañas despertaba.
¡Corre!...
Desnúdate en el mar que Él te abriga.
No
ocultarás el bramador canto de las olas.
Del
cielo es la verdad que parece oculta,
bajo
el sol, ni una mentira, ni una llaga.
Deja
brille la bondad que has olvidado.
Te
creí mejor que muchos… que todos,
pero
al vaivén de la desnudez de una hembra,
¡qué
bien sacaste a relucir tus dagas!
No
es odio, no es envidia…
Promulga
tu lengua lo que no tiene el corazón.
¡Qué
triste a ratos es caminar descalzos!
¡Pero
qué mágico es detallar un cardo bajo el sol!
Entre
las dunas una fuerza implacable,
que
desde su corazón poderoso e incansable
brota
de su interior ardiente, las más bellas flores,
que
iluminan los ojos al verlas crecer
con
gracia y donaire,
con
tan brillantes colores.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 18/13
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