UNA
LOBA [22]
Te
llamo una y otra vez,
no
es hambre de luna,
es
que tengo sed de tus labios,
tengo
miedo de mi propia piel,
no
quiero morir sin tocar la tuya.
En
la noche busco al navegante,
al
cayado que dirige mi destino.
Le
llamo con aullidos que se alargan.
¿Encuentras
acaso el significado?
¿Has
pensado, cuántas veces,
mis
angustias han desvelado éste pedazo de vida
clamando
del cielo la estrella perdida
que
se oculta de mis ojos
y
se aparta de mí, día a día?
¡Nada
te importa!, volteas el rostro.
Has
visto a una zorra nueva,
¡tiene
la piel fresca y brillante!,
tacones
altos y ojos esmeralda,
mueve
la cola y la bate sobre tu hocico
levanta
lo que te gusta,
y me abandonas aprisa.
Todo
lo que he vivido a tu lado
es
sólo una sombra,
como
del estero la luna,
de
la selva los búhos llorones,
y
del alma dolida sus quejas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 24/13
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