jueves, 20 de junio de 2013

BRINDO (45)

BRINDO [45]

Por un amor sincero, sin espinas ni falsedad.
Un anillo es sólo un símbolo de la cruel vanidad
y las cadenas que imponen pecados mortales,
infernales venenos de religiones amañadas
donde la verdad solamente viene de Dios,
y Dios es todo lo que ven tus ojos a tu alrededor.

Por esos amigos de siempre…
Los que están en las buenas y en las malas,
no los que trae una leve corriente
y se pierden con las marejadas.

De amigos decía mi madre:
“el ombligo, de hermanos, mis manos”.

Pero ante crueles refranes que muestran certeza
al pasar el tiempo, ¡cuánta liviandad, cuánta pavesa!
Tanta mentira termina creyéndose
y una perversa mujer distancia, corrompe.

De ayer, copas llenas de vino rico en amores,
pero se pierden en sus vanas ilusiones.

Por mi princesa, pues no puedo dormir…
Un calor extraño, ¡mira bruja que son las tres!
Sin escoba me levanto, miro hacia mi ventana abierta,
la oscuridad es plena, y aún brilla una que otra estrella,
sin escuchar un gallo cantor pues todos los odian,
ni el trino de un ave sobre mi precioso árbol,
ni la esperanza de un ruiseñor sobre mi ventana abierta.

Pero ahora, un casi ladrón de esos que nos despiertan aprisa,
pesadillas que vivimos con cada día que pasa.
Poco se conoce el alma del hombre
que sólo quita y pone a quien le conviene,
para tratar como basura a quien en verdad lo quiere.

Pero nada ha pasado, el tiempo, juez y verdugo,
me dará la razón como tantas veces…

No habrá odios ni resentimientos
ni estaré como claman sus versos,
con mi dolor, encorvada como bruja malvada,
pues de tanto que va y viene,
de mi vida un dueño me protege
y un ángel me persigue.

 Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, junio 20/13 




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