BRINDO
[45]
Por
un amor sincero, sin espinas ni falsedad.
Un
anillo es sólo un símbolo de la cruel vanidad
y
las cadenas que imponen pecados mortales,
infernales
venenos de religiones amañadas
donde
la verdad solamente viene de Dios,
y
Dios es todo lo que ven tus ojos a tu alrededor.
Por
esos amigos de siempre…
Los
que están en las buenas y en las malas,
no
los que trae una leve corriente
y
se pierden con las marejadas.
De
amigos decía mi madre:
“el
ombligo, de hermanos, mis manos”.
Pero
ante crueles refranes que muestran certeza
al
pasar el tiempo, ¡cuánta liviandad, cuánta pavesa!
Tanta
mentira termina creyéndose
y
una perversa mujer distancia, corrompe.
De
ayer, copas llenas de vino rico en amores,
pero
se pierden en sus vanas ilusiones.
Por
mi princesa, pues no puedo dormir…
Un
calor extraño, ¡mira bruja que son las tres!
Sin
escoba me levanto, miro hacia mi ventana abierta,
la
oscuridad es plena, y aún brilla una que otra estrella,
sin
escuchar un gallo cantor pues todos los odian,
ni
el trino de un ave sobre mi precioso árbol,
ni
la esperanza de un ruiseñor sobre mi ventana abierta.
Pero
ahora, un casi ladrón de esos que nos despiertan aprisa,
pesadillas
que vivimos con cada día que pasa.
Poco
se conoce el alma del hombre
que
sólo quita y pone a quien le conviene,
para
tratar como basura a quien en verdad lo quiere.
Pero
nada ha pasado, el tiempo, juez y verdugo,
me
dará la razón como tantas veces…
No
habrá odios ni resentimientos
ni
estaré como claman sus versos,
con
mi dolor, encorvada como bruja malvada,
pues
de tanto que va y viene,
de
mi vida un dueño me protege
y
un ángel me persigue.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 20/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario