A
MI AMOR [124]
Sé
que estás en la melodía del sol sobre las montañas,
en
el verso de amor de las aves al levantarse felices
en
alas de un cóndor y su mirada fija...
Estás
sobre la copa de un árbol,
bajo
una roca o en el resquicio de mi puerta.
En
el ocaso amado y dulce de mis días,
en
mi tiempo, segundo a segundo, descansado conmigo,
o
corriendo aprisa, de niño juguetón en cualquier camino.
Te
veo presente en los ángeles heridos
que
deambulan por ahí con hambre,
en
las carcajadas de felicidad de quienes encuentran su camino,
en
el éxito de unos y las caídas de otros.
Tan
aquí, tan allá, tan en la brisa que penetra mis pulmones,
omnipresente
amado mío,
mi
sol del mediodía fuerte y ardiente.
Verde
de las ramas del último invierno,
aroma
de la primavera que se anuncia…
Colibrí
que surca los jardines cual joya feliz y dadivosa,
flor
que se regala, para que los ojos te admiren y adoren;
otoño
en mis cabellos de plata.
Estás
en la pequeña abeja que fabrica su panal.
Eres
el dulzor repetido una y mil veces
al
nacimiento de cada criatura.
Perla
que revienta a la vida
para
cantar y volar libre por el cielo.
Si
amor, mi amante de luz,
mi
cielo azul encendido y bordado en estrellas.
Eterno
rayo de mis nuevos días,
descanso
al apagar mis lámparas para esperar la noche.
Hacia
ti, tu norte mi destino
buscado
y anhelado.
Eres
la roca donde cada día descanso,
que
me hace sentir tranquila y abandonada
a
esa voluntad tuya sin mentira.
Queda
en el ayer el dolor,
ahora
se reposa bajo tu higuera.
Mi
hoy es tu presencia,
rosa
dispuesta en un cristal
para
decir que eres todo lo que advierto,
y
que sin ti nada soy,
ni
siquiera bruma al pasar.
Raquel
Rueda Bohórquez
10 6 13
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