lunes, 10 de junio de 2013

DE PLAYA (123)


DE PLAYA  [123]

¿Creíste que moriría sin tu amor?
Cada día presenta un azul diferente,
un paisaje divino que me llena de tibieza.
La serenata incansable del mar,
sus lágrimas que se enredan con la playa,
y las gaviotas que se alejan con su cantar.

Una suave brisa de la tarde
acompañada de cariños y dulzuras.
Sentí que todo lo malo queda en el pasado;
desapareció entre las olas el dolor
y sanaron viejas heridas.

No he muerto,
estoy más viva y feliz que ayer.

Una carga de mentiras cayó
dejando liviana la mochila.

Ahora camino descalza y mansa
detallando lo que ayer tenía olvidado
por andar perdiendo el tiempo 
con tu hipocresía.

Las caracolas parecen correr con sus casitas brillantes,
unos pies descalzos anuncian al ermitaño
que despojado de penas,
se adueña de un vacío lecho,
protegiendo su alegre figura.

El ocaso estuvo ahí, 
pero un sol que no quemaba
en su despedida regaló cambiantes colores, luces navideñas.

Perlas de mar brotaban de las rocas,
y la espuma danzante, 
fue viajera sin rumbo,
atrapada en los ojos, 
una y otra vez.

Niñas locas parecen las olas,
pero las de hoy en su apacible viaje
besaron la desnudez de los cuerpos
que se abocaron a su amor sin desperdicio.

Es hora de marchar a repetir los días,
mañana es seguro que regresaré.

El mar es mi destino,
sus azules aguas me enamoran.

Mi amante se vistió de traje de colores
escondiéndose aprisa tras las nubes,
y la primera estrella empezó a brillar.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 9/13



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