jueves, 2 de mayo de 2013

OLVIDARTE (172)

Anderson. Fotografìa familiar/12

OLVIDARTE (172)

Cariño mío, nos dicen: ¡sin tristezas!...

Todo  olvidado, todo pasó.
No recordar la claridad de tus ojos /muchos lo dicen,
¿Pero qué me puedes responder?

Olvidar los pezones de una madre nos piden…
Tus pequeñas manos, tus carreras,
el alimento de Custodio, los libros;
el "Ruñío" de la serpiente que casi te lleva…

Niño mío,  olvidar nos piden…
Dicen que todos marcharemos algún día,
que para todos será la historia de marchar,
que nadie se privará, todos nacimos con la marca.
¿Acaso alguien entiende nuestro dolor?

Que te olvidemos... /tú última visita a casa.
Tu aliento con mis escritos a voz viva
a grito entero para que todos escuchen
y ese abrazo, ese beso, tu ternura…

Sucede que sobre la marcha, un cardo nos hiere.
Una espina agoniza en nuestro corazón,
se copia el alma y se entrega a un amante,
en cambio mi niño amor, mí dorado corazón:
¡Como sabias amarlas a todas!
¡De qué manera endulzabas sus rostros de sonrisas!

¿Y tus poemas, en dónde quedaron?
Me dijiste ese día que también los escribías,
pero que esa pena a la burla te impedía publicar.
Corrías aprisa por todo, un regalo, un beso
un balón, los cuadros en tu pecho…

Una flor del campo te entretenía…
Los ojos de la abuela que con tanto amor solías detallar.
Sus manos arrugadas que tomabas en las tuyas
Esa última foto… sí mi niño, el tiempo acosador. 


Un año, como una película sin color en nuestra vida
nos tomó de nuevo con los agites, con los afanes,
sin darte ese filial abrazo en vida y ese te quiero,

porque apresurabas el paso.

Esa última inquietud tuya 
si al morir la abuela no sabrías que hacer,
del cielo una respuesta:
Tendrías que ir primero 
a limpiar de abrojos el sendero
para que mi princesa pudiera cruzar.

¿Y nos piden que olvidemos?

¿Quién comprenderá nuestro dolor?

Una madre que en silencio observa
la que perdió a su niño también,
silencia, ora, y llora cada amanecer.

¡Ha bordado tantos calcetines de colores!
Guarda en su corazón para su niño,
para su viejo niño 
que estará habitando en un gorrión 
y anida en un pino silvestre 
con su bendito amor.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 2/13 


No hay comentarios:

Publicar un comentario