OJOS [12]
Ojos que de mirar de cielo
Bajo las sombras de un alar te sueñan,
No dejes de verlos por traicioneros
Ni porque una alondra de paso;
Ni dejes de mirarme porque te quiero
Ya que al hacerlo sin tu espejo muero,
Y al no mirarme en ellos
Regresa de nuevo mi desconsuelo.
Ojos que enardecidos bajo su ala
Donde el calor del día te hace correr aprisa:
No dejes de ver las cambiantes nubes,
Ni los inviernos llorones, abrigados de sauces.
Ni dejes de ver los cambios en el estero
Si las brisas se antojan de tus luceros
Y los míos, embelesados te buscan
Entre el álamo donde se ocultan pasajeras aves
Y los zorzales inician sus cantos de primavera.
Ojos de mirar lánguido, que brillan en otros cielos.
Pálido espejo que en triste noche
Es una sombra que pasa y pasa,
Y con la música de viejos acordes, hoy me acompaña,
Buscando en ellos tu serenata,
Y en el brillo de tus perlas verdes
Un poco de calma.
Ojos de niña asustada ante la penumbra
Con viejos duendes que pronto regresan,
Enmudecen los labios, se agitan las manos;
El brillo de candelabros fríos, se adornan de flores,
Y el canario prisionero de mi vecino,
Una vez más, canta…
Pero los ojos, débil cofre donde se guarda el alma:
¡Aquí no hay engaño!, ellos son el escapulario de María,
Ahí se cuentan las perlas pálidas,
Y en matizadas esmeraldas, se le reza a la vida,
Según los pasos del caminante.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 30/13
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