lunes, 6 de mayo de 2013

MI MUCHACHO (152)


MI MUCHACHO (152)


Mi muchacho es un chico cualquiera,

tiene tantos sueños como ilusiones.



Se pasea con un flautín, una guitarra,
un piano dañado, los zapatos de Anderson
que los ama, como a la niña de sus ojos.

El chico alguna vez probó el humo de un cigarro,
encendió la llama escondida de Bob, de Alex, de Luis,
pero eso quedó en el ayer, "suelo probar a ratos",
en esa lámpara de Aladino mis sueños se concretan
con fragancias del campo que entran por mis labios,
y musitan versos en el corazón.

Hoy lo encuentro repitiendo cada segundo: “Mami te amo”
Y una paloma pequeña pareciera anidar en mi pecho
Al escuchar sus lindas palabras, 
con eso me basta.

Mi muchacho quiere nadar, volar, cantar…
Desea estudiar y ser cada día mejor.
Le digo: mijo, déjese llevar por el viento,
No puedo más, pero el azar es la sorpresa
que nos permitirá afirmar mañana, 
que alguien estuvo siempre ahí, 
 que de su mano llegó esa ayuda, sin pedir.

Mi muchacho, ¡mi hermoso potrillo!:
Cada día me embeleso en sus canciones,
me hace feliz su compañía y no pido más.

Esos sueños se parecen a los míos, 
tantas veces repetidos,
que los vi volar al despertar, 
pero se concretaban al dormir.

Me entrega cada joya de sus labios, cada melodía.
Mi hogar parece un árbol lleno de flores canoras
con mis tres aves multicolores...

Y cuando los chicos marchan, 
mi muchacho me observa 
con ese brillo en sus ojos, 
y de nuevo regresa a mis brazos
para repetir: “mami, te amo”.

Es aquí donde siento
que la felicidad 
son los pequeños detalles de cada día
al danzar del viento.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 6/13

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