miércoles, 1 de mayo de 2013

LA NIÑA Y LAS ROSAS (182)

LA NIÑA Y LAS ROSAS (182)


En un jardín, la belleza mora;

la niña madre regaba sus rosas
y ese olor se impregnaba,
si las besaba y les declamaba:
¡son las más hermosas!

Un traje sencillo volvió al revés
para que su brillo le adornara.

Con sus manos dulces lo tejió de nuevo,
con los suspiros que salen del alma,
enredaba hilos y lo renovaba.

Con rosas y lágrimas, amó su jardín.
Se dio a la espera de días mejores,
pero al levantarse y verlas tan tiernas
día a día regalaba un verso,
para agradecer a Dios
por tantas bondades.

Así mi princesa, 
mi perfumada madre,
se antojó de blancas rosas el último día.

La cubrió un edredón con las más bellas,
como limpias auroras su rostro cubrían,
para volar al cielo mi niña vieja,
mi pequeño capullo de cada día.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 1/13




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