miércoles, 1 de mayo de 2013

ERIKA ODETTE (181)

Tórtola.


ERIKA ODETTE (181)

En un bosque 
sembrado de pinos

con sus alas 
de duendecilla gris;
un abanico formó 
con sus lindas alas.

 Una princesa 
dadora de vida,
se antojó 
de un huerto 
para ser feliz.

Dobló sus alas 
al sol de ese día,
la flor más linda 
que nadie veía.

Un rosal 
combinaba 
con sus bonitos ojos,
una estrella, 
con su simpatía.

Y en día gris, 
que a tantos nos pasa,
de la honda  
un fuerte dolor.

Cuando más feliz, 
se tornó más triste;
y sin volar más, 
la escuché gemir.

Providencia dijo: 
“le daré una mano”
y de sus heridas 
la parda luna
con leves gemidos 
le hizo cantar.

Entre besos y besos,
suspiros y suspiros,
un pequeño nido 
de esponjadas plumas
cubre su finura 
y su rico andar.

Ya en la tarde, 
la duendecilla
que de puro noble 
a nadie dañará;

un leve suspiro 
le envía a la luna,
y el palomo entonces 
comienza a danzar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/13

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